María Cartagena, es Presidenta de la Agrupación de Temporeros del Desierto, Secretaria de la Red de Mujeres Rurales Indígenas (Ratmuri), y Directora Nacional de las Temporeras de Anamuri (Asoc. Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas), ha trabajado en el campo desde el año 80 y todo la experiencia en los parronales, como ella dice, le ha servido para dedicarse en cuerpo y alma por las mujeres temporeras.
Con 7 hijos, María trabajaba en los parronales, “tenía que ganar plata por mis hijos, porque no tuve apoyo de mi familia, es por eso que me di cuenta de la importancia de tener protección, por eso trabajo todos los días, para que otras mujeres no tengan que vivir lo mismo que yo”.
En Copiapó el año 2003, se fundó la primer Mesa Agrícola entre las autoridades del gobierno, los empresarios y trabajadores, y María Cartagena fue parte de ella.
“Estoy muy orgullosa de las cosas que hemos logrado en la Mesa Regional. Cuando nos sentamos la primera vez, las cosas eran muy distintas que ahora. No teníamos locomoción para llegar a nuestros trabajos, no habían contratos, muy poca fiscalización de la inspección del trabajo, teníamos que llevar nuestra comida y no nos gustaba trabajar para los contratistas”, recuerda la dirigenta de las mujeres rurales.
Hoy, gracias a que la Mesa Agrícola de Copiapó ha funcionado, la realidad del trabajador es muy distinta, asegura María. “Todo eso ya cambió”. Tenemos locomoción, comedores, fiscalización por parte de la inspección, mayor seguridad laboral, hay pocos contratitas, “porque los trabajadores son contratados por las empresas”, recalca, quien cree que “hace falta que las empresas se hagan cargo de los temporeros, porque estamos más seguros y pagan las imposiciones”.
María Cartagena valora la funcionalidad de las mesas de trabajo donde empresarios y trabajadores se sientan a buscar soluciones a los problemas que los afectan a todos. Recuerda que cuando se formaron, en la región había una empresa calificada de mala por los temporeros, sin embargo, hoy está muy bien. Estos logros es lo que valora María.
Su preocupación actual es la creación del Estatuto del Temporero, para ella debería ser diferenciado por regiones, “el norte no es igual que el sur donde hay más variedad de fruta. En el sur hay trabajo todo el año y en el norte el trabajo es de octubre a enero-febrero”, recalca. Por eso María quiere conseguir a través de la Mesa Agrícola que se considere esa variable cuando se legisle el Estatuto.
La presidenta de los Temporeros del Desierto, dice que quien le inculcó esta vocación social fue el obispo de Copiapó, Fernando Ariztía. Para María, él fue quien le enseñó a defender al trabajador agrícola. “Fui formada por el obispo Fernando Ariztía, y por eso también tengo una educación social, por eso me dedico a apoyar a las temporeras”.
Su única motivación es que las temporeras tengan la ayuda y protección que necesita, por eso está feliz porque en enero se inaugura la primera sala de cuna en sector La Solana en Copiapó que tiene su origen en la Mesa de Diálogo Social y Laboral del sector Agrícola. “Las cosas se logran de a poco y esto es muy importante para que las mujeres trabajen tranquilas”, señala María.
María se define como una mujer agradecida y de esfuerzo, todo lo ha logrado trabajando y dice haber tenido la suerte que los jefes le hayan ido dando cada vez más responsabilidades. “Soy una mujer agradecida de las oportunidades que me han dado y de las personas que me han apoyado”.
María Cartagena fue reconocida este año con el Premio Guacolda, en la Categoría Dirigente Frutícola, por el apoyo incondicional a las temporeras y su constante compromiso con el diálogo entre el gobierno, trabajadores y empresarios del sector frutícola del Valle de Copiapó. Cuando recibió el premio, dijo: es el premio más importante que he recibido en la vida. Estoy muy agradecida de todas las personas que votaron por mí. Seguiré haciendo lo que sé, trabajar por la agrupación de temporeras del desierto”.
Fuente: SimFRUIT
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