La capital de la Región de Atacama está en pleno auge, tal como lo vivió a mediados del siglo XIX con la bonanza de los minerales de plata de Chañarcillo y Tres Puntas. Hoy los proyectos en carpeta moverán más de US$ 27 mil millones en los próximos 10 años en la región, con Copiapó como mayor polo de atracción.
“Estamos en el mejor momento de Atacama, con un crecimiento de dos dígitos y una cantidad enorme de proyectos”, dice con entusiasmo Sofía Cid, seremi de Economía, quien muestra una presentación llena de cifras que justifican su confianza. Y con razón: en el segundo trimestre, la actividad económica regional creció 15,9% en 12 meses.
El origen del boom
Cobre, hierro, oro y plata. Cuatro minerales a valores récord están tras el boom , comenta el gerente general de la Corporación para el Desarrollo de Atacama (Corproa), Leonardo Troncoso. Hay proyectos en etapas iniciales, de construcción y en operación en el catastro, donde destacan Cerro Casale (oro, plata y cobre, US$ 5.000 millones), Caspiche (oro, US$ 3.700 millones), Caserones (cobre, US$ 2.500 millones) y Cerro Negro (hierro, US$ 1.000 millones).
Algunos están en la fase de ingeniería, a cuya concreción apuestan las inmobiliarias, los inversionistas en plantas desaladoras de agua, las nuevas centrales de generación energética y toda la industria proveedora de insumos técnicos y humanos. Es el “cluster minero” que buscan desarrollar los empresarios locales, sostiene el presidente de Corproa, Carlos Nicolás, “para crear empresas de clase mundial que puedan proyectarse”.
Malls y supermercados buscan terrenos
Víctor Zuleta, asesor urbanístico de la Municipalidad de Copiapó, dice que la idea es convertir a la ciudad en el hogar definitivo de las familias de los nuevos trabajadores. En eso pensó Mall Plaza, que instalará el centro comercial Plaza San Francisco en el sector Ojancos, lo que rehabilitará el borde del río Copiapó. Incluiría Falabella y Ripley, un supermercado Tottus, seis salas de cine que operará Cinemark, 55 tiendas y un patio de comida. Cencosud, además del recién ampliado shopping donde tiene un Easy, Jumbo y Paris en avenida Copayapu, levantará tres supermercados Santa Isabel en forma simultánea en zonas residenciales, como el sector de Los Carrera poniente, Pedro León Gallo y Cancha Rayada, adelanta Zuleta. El funcionario también revela que Parque Arauco estaría sondeando locaciones para instalar su propio mall en Copiapó.
“Lo que se construye, se vende. Aquí, apenas una empresa instala el letrero, empieza a vender”, comenta Alonso Castillo, director de Obras de Copiapó. Las grúas están repartidas por toda la ciudad. Las constructoras Santa Beatriz, PY, Ecomac y Maestra son las más visibles. “Aquí tenemos trabajo por lo menos para 10 años más”, dice un obrero de Santa Beatriz, que ya sabe del enorme complejo inmobiliario de 45 hectáreas que la empresa levantará tras el retén de Carabineros que está en la ruta hacia Caldera. “Es el mayor proyecto de este tipo que hayamos construido. Será una obra integral de verdad”, describe Roberto Pons, socio de Surinvest y director de este proyecto de la constructora Santa Beatriz. Implicará una inversión por US$ 300 millones a 8 años plazo, con una población proyectada de 10 mil personas. Pons comenta que negocian para que otras constructoras participen en este desarrollo, y también con operadores que puedan instalar un mall.
Víctor Zuleta adelanta que el nuevo plan regulador de la ciudad (que se aprobaría en octubre) está pensado para los próximos 30 a 50 años. Hoy la ciudad tiene 175 mil habitantes, y se espera que en sólo cinco años sobrepasen los 200 mil. Ya hay aprobados proyectos inmobiliarios para unas 3.000 viviendas, y habrá más disponibilidad de espacio en altura en el sector del pueblo San Fernando si los cambios propuestos se aceptan.
Falta de alojamientos
A inicios de año, LAN operaba dos vuelos diarios Santiago–Copiapó. Hoy son cuatro. Sky Airline y PAL aportan otros dos cada una. La capacidad de hoteles y residenciales escasea, y los copiapinos arriendan piezas y viviendas como si fuera un balneario en su peak veraniego.
“Todos los días cierro un contrato de arriendo”, cuenta Emma Peña Muñoz, de Asegen Propiedades. Hace cinco años, un departamento de 50 metros cuadrados se arrendaba en $100 mil, y hoy no baja de $250 mil; si está amoblado, sube a $350 mil. Los arriendos de casas para grupos de trabajadores son una constante, afirma Peña. Y agrega que las ventas de propiedades se multiplican: “Tengo un cuaderno lleno no de ofertas, sino de solicitudes de compra. Esto no para”.
Fuente : El Mercurio